jueves, 29 de octubre de 2009

!Mama Chambo!



Los días se nos pasan rapidísimo, casi sin darnos cuenta. Cumplimos cuatro semanas en el país, asíque nos hemos propuesto aprovecharlo bien y disfrutar esta experiencia.

Mañana nos vamos a Bere , un pueblecito a unos 20 kilómetros de Laï, y el sábado estaremos en Kélo para recoger datos de las cajas de ahorro. Nos apetece mucho, ya que es una oportunidad para poder conocer mejor la zona y los pueblecitos de la región.
Desde que llegamos no hemos salido de Laï, conocemos bien la ciudad, nos movemos bien por el mercado, hemos aprendido a conducir pese a que en ocasiones resulte complicado a causa de los animales y la arena y nos sentimos totalmente integrados con la gente de aquí. A menudo paseamos, vamos a caminos y zonas del río que descubrimos cada vez que damos una vuelta y aprovechamos para hacer algunas fotos. Ahora recordamos con risas una anécdota que nos sucedió cuando llegamos a Kélo, llevábamos un día en Chad, estábamos en casa de Carlos, y después de comer decidimos salir a dar una vuelta, pero ésta fue mucho mas corta de lo esperado, tan solo a la puerta, cuando llegamos allí, tuvimos una sensación de miedo o vergüenza ya que todo el mundo nos miraba y no sabíamos como re
accionar… ahora sabemos que solamente te miran por curiosidad y con ganas de saludarte.

Estos últimos días han sido más tranquilos, las fiestas han dejado mella en la gente. Aun así, esta semana pudimos disfrutar de una fiesta improvisada celebrada por nuestros vecinos. Al lado de nuestra puerta se juntaron varios niños, con los hierros de un viejo asiento de coche y algunas latas vacías hicimos una batería, que manejaba uno, el resto solo teníamos que bailar y cantar al grito de ¡Mama Chambo!. Parece fácil pero no lo es, es cierto eso que dicen de que “llevan el ritmo en la sangre”, hasta los más pequeños sabían moverse de maravilla, y nosotros les hacíamos mucha gracia. Apenas hablan pero se conocen perfectamente las canciones, sin duda ha sido uno de los momentos más divertidos.

La relación con los niños, indirectamente, nos hace conocer a algunas madres. Ellas son el pilar fundamental de los niños, muy importantes, supongo que como en nuestras ciudades, pero hasta que no estas un poco lejos no sabes apreciarlo. Se dedican a realizar todas las tareas de la casa, a ir al mercado, incluso muchas realizan tareas del campo también, y dado que muchos niños aquí no van a la escuela, ellas son las que deben educarles. Siempre que ves a un niño, no muy lejos, suele estar su madre también.

El domingo, pudimos disfrutar del mercado. Habíamos estado un par de veces en él, pero sin detenernos demasiado, para comprar alguna cosa que siempre se olvida y hace falta. Por fin pudimos dedicar toda la mañana a recorrerlo. Estamos impresionados, realmente hay de todo y es muy grande, cuando piensas que ya ha terminado aparece un callejón que se adentra de nuevo al mercado plagado de comercios de telas, alimentación o cualquier cosa que puedas imaginar. Merece la pena detener unos segundos la mirada en todo, llaman la atención los colores de las ropas, los olores de las muchas especias que se venden y la cantidad de gente que ves pasear. Me temo que se convertir en una visita obligada la mayoría de nuestros domingos aquí.

No nos enrollamos mas, nos despedimos hasta la semana que viene y con muchas ganas de vivir nuevas experiencias para contároslas!









martes, 20 de octubre de 2009

Todo sobre ruedas



Y nunca mejor dicho. Empezamos a estar muy bien aquí, totalmente adaptados, disfrutando y aprendiendo mas cada día.

Esta semana hemos recibido una grata sorpresa: ¡Tenemos luz! Aunque nos había costado muy poco habituarnos a estar sin ella. Es curioso que sea una de las cosas que menos echábamos de menos, cuando estamos tan acostumbrados a tenerla cada día. Pero este lujo nos facilita mucho la vida, a partir de ahora la casa de los cooperantes dispone de placas solares que acumulan energía para posteriormente utilizarla durante las tardes. Podremos cargar los teléfonos, cocinar de una manera más fácil o incluso ver una película.

Hemos celebrado el cumpleaños de Sara. La excusa perfecta para decidir encargar un cabrito y comérnoslo. Fuimos a un bar donde lo preparan muy bien, pero aquí las cosas no funcionan como allí. Debes avisar con antelación al dueño del bar porque él tiene que matar, limpiar y después cocinar el animal que deseas comerte. El resultado, inmejorable. Un riquísimo cabrito troceado acompañado por una ensalada de legumbres y patatas fritas. Comimos hasta saciarnos e incluso sobro y lo volvimos a cenar porque estaba buenísimo.

Estos días están siendo muy especiales en Laï. Desde el domingo y hasta el miércoles, se celebra la fiesta de la etnia “Kabalaye”, una de las muchas que hay en la ciudad. La fiesta se celebra con especial intensidad. Durante el día se observa a más gente de lo habitual por la calle, reuniones de amigos y familiares donde se bebe licor de arroz, se realizan numerosos bailes y cantos tradicionales acompañados por el sonido de los timbales y toda una serie de festejos en las plazas más importantes de los que podremos disfrutar a lo largo de todos estos días. Estamos encantados, ya que acudir a todo este tipo de actos nos hace mezclarnos con la gente de la ciudad, pasar tiempo con ellos y conocer más todas sus costumbres y cultura.

El lunes por la mañana pudimos acudir a una carrera tradicional de piraguas que se realiza sobre el río Logone, rio que atraviesa la ciudad y donde en la época seca podremos observar a los hipopótamos. La carrera es un acto muy importante. Es un día festivo, los niños no van al colegio y los mayores no tienes que trabajar. En la orilla del rio se instala un palco desde donde autoridades y periodistas ven la carrera. En general, todos los acontecimientos deportivos se viven con gran pasión y más si se corresponden con sus fiestas. Desde primera hora de la mañana las orillas del rio estaban abarrotadas, y las calles cercanas a la zona se llenan de gente y comerciantes que te ofrecen frutas frescas y productos típicos. Los niños se suben en los arboles para ver mejor todo lo que sucede. Encontramos una buena sombra, comimos caña de azúcar y disfrutamos de la carrera en compañía de unos amigos chadianos.

Al anochecer la cosa cambia. Las noches se reservan para los hombres iniciados Kabalaye, que toman todas las calles de la ciudad y las recorren hasta el amanecer disfrutando en privado de su fiesta. Por eso nosotros, al igual que los miembros de otras etnias no podemos salir a la calle durante las horas en las que no hay sol, ya que se realizan rituales secretos que solamente las personas de dicha etnia conocen. Por lo poco que hemos podido saber y escuchar, portan máscaras, invocan a sus espíritus, permanecen con ellos por la noche y continúan, aun más exagerados que por el día, los bailes y los cánticos, pero en esta ocasión se trata más bien de gritos típicos o lamentos acompañados por flautas y sonidos tradicionales desconocidos para nosotros. Podemos escuchar cómo durante la noche, pasan por delante de nuestra puerta a escasos metros de nosotros.

Por lo demás, todo muy bien, cada día conocemos a más gente, especialmente a nuestros pequeños vecinos, con los que nos gusta pasar algunos momentos, hemos de reconocer que nuestros favoritos son Félix y otro niño llamado Guarpin. Fue muy emotivo ver como el otro día Félix nos enseñaba una foto que Mariu y Manu nos dieron para el enmarcada con cartón, plástico y una pequeña cuerda para colgarla en la pared de su casa.

Incluso ya tenemos una moto para desplazarnos al trabajo, lo que evita que tengamos que volver andando a casa a la hora de comer y nos libremos del mayor rato de calor del día.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Dos semanas en Chad


Hace dos semanas que llegamos a Chad y tan solo unos días que vivimos en Laï y por fín podemos volver a dar noticias sobre nuestra situación y algo de información sobre el país donde nos encontramos.

La República del Tchad es el quinto país más grande de África, con una superficie de 1.284.200 kilómetros cuadrados y aproximadamente diez millones de habitantes. Está dividido en numerosas regiones: Borkou- Ennedi- Tibesti (BET), Kanem, Batha, Biltine, Lac, Chari- Baguirmi, Guera, Ouaddaï, Salamat, Tandjile, Logone occidentale, Logone orientale, Moyen- Chari, Mayo- Kebbi. La capital es N´Djamena, situada en la región Chari- Baguirmi. Como lenguas oficiales se reconocen el francés y el árabe, aunque existen más de cien dialectos y lenguas.

Laï es una ciudad que tiene entre 25.000 y 30.000 habitantes y esta situada en el sur del país. Como dijimos anteriormente, en la región de Tandjilé, concretamente en la zona este. A esta región pertenecen unos 1000 pueblos.

Al contrario que el norte, dominado por el desierto, la zona sur del país disfruta de mayores zonas verdes o vegetación y buenos paisajes, lo que conlleva también mayor sensación térmica y humedad. Lo más complicado para nosotros está siendo la adaptación al clima, tanto las tardes como las noches se hacen en ocasiones pesadas por este motivo, aunque somos conscientes de que esta sensación desaparecerá en unos días.

Los días comienzan muy temprano y si hay suerte con algo menos de treinta grados, pero el calor hacia el medio día incluso en época de lluvias es muy elevado, o por lo menos eso nos parece estos primeros días.

Esta semana ha sido muy tranquila, poco a poco vamos conociendo la ciudad y a nuestros vecinos. Es curioso observar como a cualquier hora del día puedes encontrarte tanta gente por la calle que se saluda y nos saluda con alegría, especialmente los niños. Son nuestra mayor atracción y también nosotros para ellos. Cuando salimos de casa siempre nos esperan para dedicarnos unos minutos, un saludo y varias risas. Nuestro amigo Yves dispone aquí de coche y casi siempre nos acerca al trabajo, sobretodo en las horas de más calor. Los niños esperan ansiosos este momento todos los días para poder colgarse del parachoques trasero del coche y darse un paseo por la ciudad. A menudo nos van persiguiendo por la calle al grito de “nassara”, que significa “blanco” en una de las lenguas locales. Esta expresión proviene de una etnia llamada “Foulbé”. La piel blanca para ellos hace referencia a los primeros misioneros que venían hace algunos años y a Jesús de Nazareth. De modo que nassara es la transformación de Nazareth.

El pasado miércoles, pudimos ver por primera vez una lluvia de saltamontes que se colaban por todas partes, e incluso por los pantalones, fue un poco desagradable pero no nos quedó más remedio que aceptarlo… ahora lo recordamos con risas. Nos vamos acostumbrando a este tipo de situaciones. Llevamos muy poco tiempo aquí pero es raro el día que no tengamos que invitar a salir de nuestra casa a algún insecto, especialmente en los días de lluvia cuando la casa se transforma en un zoológico; sapos, cucarachas, arañas, grillos, libélulas, ratones…

El otro día por la tarde, decidimos quedarnos en casa y por fin deshacer las maletas. Había ya anochecido y de repente entraron en casa. Era Clementine, nuestra cocinera, otra mujer chadiana que cocina de maravilla, que venía a dejarnos un saco enorme, unos sesenta kilos. Entró en la casa porque según le pudimos entender alguien había traído el saco hasta la casa, ya que este era muy pesado, el coste total del transporte eran 300 Francos CFA (de la comunidad financiera africana), exactamente 40 céntimos de euro, para pagar a esa persona. Cual fue nuestra sorpresa al salir de la casa para coger el saco cuando vimos que la persona que había traído desde lejos el saco eran cuatro niños con edades comprendidas entre los 4 y los 8 años que tiraban de un carro. Y recibían como recompensa 10 céntimos cada uno.

Alguna tarde, al anochecer, vamos a tomar una cerveza a uno de los numerosos bares que hay en la ciudad. Nuestro preferido es “Sous les manguiers” (bajo los mangos), un sitio tranquilo y al descubierto, sin luz y cercano a casa. Sobre las seis y media de la tarde, entrada ya la noche, puedes beberte una cerveza y charlar a la luz de la luna y las estrellas. El camarero es un chico de 16 años que se llama Alexis, por las mañanas estudia y por las tardes atiende el bar familiar. Algunos días, debido al cansancio acumulado, suele tumbarse a dormir en una esterilla hasta que le llamas para que te traiga la siguiente bebida o venga a cobrarte. Otros días, se queda charlando con nosotros.

Los días están llenos de anécdotas graciosas y curiosidades, no deja de llamarnos todo la atención.

martes, 6 de octubre de 2009

Al ritmo chadiano

Hace una semana que comenzamos nuestro viaje, tras varios días de un lado a otro, por fin nos hemos instalado en nuestra nueva casa y ya podemos escribir la primera crónica oficial desde Chad pese a que hayan pasado varios días. Aquí, disponer de Internet es algo complicado.

Durante este tiempo empezamos a observar un gran número de costumbres y hábitos diferentes, aunque muchos también iguales. Nos vamos dando cuenta de que poco a poco debemos ir cambiando nuestra mentalidad europea para poder comprender como es la vida aquí y adaptarnos totalmente a la ciudad, al ritmo de vida o a los horarios. Muchas de las cosas que consideramos importantes, aquí no lo son y viceversa.

La entrada en el aeropuerto de N’Djamena el jueves por la noche, fue uno de los momentos más complicados. Al salir del avión, recibimos el saludo del país mediante una gran bofetada de aire cálido y humedad, los nervios aparecieron durante los sucesivos controles policiales y los insectos estaban deseosos por ayudarnos a recoger nuestro equipaje, pero finalmente se quedo en simples nervios ya que encontramos nuestra salvación cuando vimos que Carlos y Christian, nuestros protectores en Chad, nos esperaban a la salida del aeropuerto.

Pasamos la primera noche en el “Centre d´accueil Kabalaye”, un centro de acogida de N´Djamena gestionado por amables religiosas de diversos países, algunas canadienses, otras japonesas… Debíamos hacerlo ya que las primeras horas de la mañana del día siguiente estaban reservadas para regularizar nuestra entrada en el país. Posteriormente viajamos hacia Kélo, estuvimos todo el trayecto con los ojos bien abiertos porque todo lo que veíamos resultaba nuevo para nosotros. La carretera, una pista sencillamente asfaltada, servía en algunos tramos de mercado, también de lugar de paso de cabras, vacas y toda clase de animales. La encontramos realmente transitada la mayor parte del trayecto. Gran cantidad de motos con hasta tres personas y paquetes, numerosas bicicletas, gente a pie. Durante el camino comenzamos a darnos cuenta de donde estamos realmente, cosa que habíamos decidido antes de viajar no pensar en exceso.

El sábado, una vez asentados en Kélo, pasamos gran parte de la mañana durmiendo ya que el cansancio acumulado hizo mella en nosotros. Adentrada la tarde pudimos conocer a Vitoren, un simpático chadiano y buenísimo cocinero del que nos habían hablado con especial cariño, compartimos algunas risas y comprobamos lo bien que cocinaba. Al anochecer vimos la gran afición que existe por el futbol y en especial por el Barça cuando Christian nos llevó a un peculiar cine al aire libre para poder ver el partido contra el Almería en una gran pantalla.

El domingo nos despedimos de Carlos y Christian para dirigirnos hacia nuestra nueva casa en Laï, allí pudimos conocer a nuestros vecinos que corren y juegan en la calle durante gran parte del día. La casa es tremendamente acogedora y esta muy cuidada, el jardín es precioso y conservamos el horno perfectamente tras las fuertes lluvias. Vivimos con dos compañeros franceses, Christophe, de Nantes, que trabaja en la Radio de Laï, e Yves, un arquitecto de la región de Lyon. Nuestros compañeros nos están ayudando mucho a adaptarnos lo antes posible tanto con la ciudad como con el idioma.

Desde nuestra llegada nos hemos sentido muy bien acompañados y acogidos por todas las personas con las que hemos estado y nos damos cuenta de que aquí cada día se aprenden cosas nuevas.