Hoy se ha cumplido un mes desde que llegué de nuevo al aeropuerto de Madrid, y por fin he decidido publicar esta especie de despedida, aunque tampoco me gusta llamarle así, la verdad es que estoy escribiendo simplemente para darle las gracias a todas las personas que han contribuido a que haya podido disfrutar de esta experiencia y también a todos aquellos que han hecho que me sintiese como en casa cuando vivía en Laï y Kélo.
Echando la vista atrás, es inevitable anhelar todas aquellas cosas que hacía allí,
como el trabajo de la CECI, los viajes en moto, las tardes con Carlos, los partidos de fútbol en el cine de Kélo con Tito, las comidas de Victorem, las cervezas que compartía con Gamla, las salidas programadas por Huibert, o los domingos de Boule con las monjas de Saint Cyrille... la verdad es que me acordare siempre de todos los momentos allí vividos.
Echando la vista atrás, es inevitable anhelar todas aquellas cosas que hacía allí,
como el trabajo de la CECI, los viajes en moto, las tardes con Carlos, los partidos de fútbol en el cine de Kélo con Tito, las comidas de Victorem, las cervezas que compartía con Gamla, las salidas programadas por Huibert, o los domingos de Boule con las monjas de Saint Cyrille... la verdad es que me acordare siempre de todos los momentos allí vividos.Un abrazo para todos y en especial para los que siguen allí...
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